La tradicional casa italiana Prada ha sido sinónimo de alto nivel en diseño desde su fundación en 1913. Tras un período de decadencia a mediados del siglo XX, la firma renació de sus cenizas de la mano de Miuccia Prada, nieta menor de su creador Mario.
Y logró posicionarse en lo más alto de la industria del lujo, convirtiéndose en referente indiscutida de vanguardia y buen gusto. En este marco, no resulta extraño que cada perfume presentado por la tradicional casa bajo la conducción de Miuccia (algunos hasta desarrollados por ella misma) ostente la misma refinada mezcla de clasicismo, sofisticación y vanguardia que ya es el sello personal de la influyente diseñadora.
Cuando en el año 2006 fue anunciado el lanzamiento de la fragancia Prada Tendre, muchos creyeron que se trataría de una versión, justamente, más delicada de Prada Intense, el seductor elixir creado por la firma un año antes. Nada más alejado de la realidad. Prada Tendre es una fragancia casi tan intensa como su predecesora, de una salida frutal engañosamente fresca e inocente que cede paso a un perturbador corazón de cardamomo de Guatemala, hojas de té, vetiver de Haití y jazmín de la India. Las notas de base, sándalo hindú, cedro de Virginia, y patchouli de Indonesia completan un cóctel amaderado y sensual que cosecha por igual amores y odios, tan radical, fascinante y vanguardista como las creaciones que Miuccia Prada muestra cada temporada sobre la pasarela.
Tras el éxito de las dos versiones de Prada, y su irresistible envase que imita un perfumero antiguo, Miuccia sorprendió una vez más buceando en el origen de las creaciones de la empresa familiar. Así es como surgió la elegante serie de las infusiones, fragancias basadas en la técnica más antigua de extracción de esencias (justamente, la infusión). Con versiones femeninas y masculinas, del 2007 a esta parte Prada ha lanzado al mercado sus infusiones de iris, tuberosa, vetiver y flor de naranjo. Todas se asemejan en sus sólidos y encantadores frascos de cristal, homenaje a los envases de perfume antiguo, pero cada una tiene una personalidad tan exquisita como propia. Las infusiones de Prada seducen por igual a clásicos y vanguardistas con sus aromas minimalistas, que permiten apreciar la belleza casi desnuda de las particulares esencias elegidas para cada una. Y colocan a Prada, una vez más, como sinónimo de lujo y deseo no sólo en indumentaria, sino también en el mercado del perfume.
Miuccia Prada lo hizo de nuevo. ¿Cuál será su secreto?
La tradicional casa italiana Prada ha sido sinónimo de alto nivel en diseño desde su fundación en 1913. Tras un período de decadencia a mediados del siglo XX, la firma renació de sus cenizas de la mano de Miuccia Prada, nieta menor de su creador Mario. Y logró posicionarse en lo más alto de la industria del lujo, convirtiéndose en referente indiscutida de vanguardia y buen gusto. En este marco, no resulta extraño que cada perfume presentado por la tradicional casa bajo la conducción de Miuccia (algunos hasta desarrollados por ella misma) ostente la misma refinada mezcla de clasicismo, sofisticación y vanguardia que ya es el sello personal de la influyente diseñadora.
Cuando en el año 2006 fue anunciado el lanzamiento de la fragancia Prada Tendre, muchos creyeron que se trataría de una versión, justamente, más delicada de Prada Intense, el seductor elixir creado por la firma un año antes. Nada más alejado de la realidad. Prada Tendre es una fragancia casi tan intensa como su predecesora, de una salida frutal engañosamente fresca e inocente que cede paso a un perturbador corazón de cardamomo de Guatemala, hojas de té, vetiver de Haití y jazmín de la India. Las notas de base, sándalo hindú, cedro de Virginia, y patchouli de Indonesia completan un cóctel amaderado y sensual que cosecha por igual amores y odios, tan radical, fascinante y vanguardista como las creaciones que Miuccia Prada muestra cada temporada sobre la pasarela.
Tras el éxito de las dos versiones de Prada, y su irresistible envase que imita un perfumero antiguo, Miuccia sorprendió una vez más buceando en el origen de las creaciones de la empresa familiar. Así es como surgió la elegante serie de las infusiones, fragancias basadas en la técnica más antigua de extracción de esencias (justamente, la infusión). Con versiones femeninas y masculinas, del 2007 a esta parte Prada ha lanzado al mercado sus infusiones de iris, tuberosa, vetiver y flor de naranjo. Todas se asemejan en sus sólidos y encantadores frascos de cristal, homenaje a los envases de perfume antiguo, pero cada una tiene una personalidad tan exquisita como propia. Las infusiones de Prada seducen por igual a clásicos y vanguardistas con sus aromas minimalistas, que permiten apreciar la belleza casi desnuda de las particulares esencias elegidas para cada una. Y colocan a Prada, una vez más, como sinónimo de lujo y deseo no sólo en indumentaria, sino también en el mercado del perfume.
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